Soy una persona en constante construcción y deconstrucción. pero por ahora me autodefino mujer feminista, artista, gestora, creativa, solidaria, compañera y a veces bruja. A mis 31 años he descubierto algunas maravillas de habitar un cuerpo femenino y sentirme mujer. Una de ellas es la ciclicidad, nuestro cuerpo está marcado por ciclos, aprender a leerlos y entenderlos me ha abierto una nueva relación con mi feminidad. Es como saber leer el mapa que estuvo ahí frente toda la vida y de repente aprender a leerlo, con esa claridad me es muy agradable vivir mis ciclos y darme lo que necesito en cada uno de ellos.
Otra es sentir en lo profundo de mi ser la sororidad, que también fui aprendiendo a sentir y ejercer con los años. En relación con los estereotipos, el sistema también nos quiere competitivas entre nosotras, nos quiere rivales y construye este estereotipo de las mujeres que se odian entre sí, y en mi experiencia una de las formas mas hermosas de habitar mi feminidad es lo contrario, nutrirme de otras mujeres, expresar mi cariño por otras mujeres, acompañarnos en el camino y construir redes.
A las mujeres históricamente se nos han asignado roles atribuidos al género. Roles de cuidado, por ejemplo, en que somos las mujeres quienes ejercemos actividades de cuidado en la sociedad. Otros relacionados al consumo, a cuerpos sexualizados únicamente para ser consumidos en la publicidad y otros espacios. Por decir unos pocos. Entonces, a pesar de que vivimos en un mundo globalizado, donde las mujeres hoy tenemos derechos que hace un siglo parecían impensables, a pesar de vivir la cuarta ola del feminismo, el sistema sigue siendo patriarcal y nos sigue queriendo así, sumisas, cuidadoras y si accedemos a los pocos espacios de poder a los cueles hoy accedemos nos quiere masculinizadas.
Una de las cosas mas fuertes que he pasado por ser mujer es el hecho de experimentar acoso sexual. En Ecuador 1 de cada 6 mujeres tiene una experiencia de acoso o sea todas conocemos a alguien que lo ha vivido. A pesar de que la vivencia que tuve no es tan desgarradora como miles de otras, sin duda marcó en mi forma de vivir y expresar mi feminidad. Tuve que trabajar mucho para sanar y poder reencontrarme en ese aspecto.
Recientemente aprendí que las emociones no son buenas o malas, pienso que hemos asignado mucho peso "positivo" a la felicidad y hay mucha expectativa alrededor de ella. Partiendo de esa reflexión para mi felicidad es una emoción, una sensación que viene y va, que está en pequeñas experiencias, en vivencias sutiles y también en grandes logros colectivos. Vivo mi felicidad con experiencias placenteras y transformadoras.
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